02 mayo 2006
Ariqueñismo: hay amores que matanCasi todos los provincianos, vayan donde vayan sueñan con su pueblo natal hasta el día en que se mueren, conservan una visión ideal del pueblo donde crecieron y siempre andan hablando de volver aunque rara vez lo cumplan. Con Arica ocurre algo parecido porque la gente tiene un cariño muy fuerte por la ciudad, tenemos el "ariqueñismo" expresión que no existe en ninguna otra ciudad del país. Y también -no olvidemos- nuestro panteón de fetiches: el Morro, el Himno de Arica, La Isla del Alacrán, las Playas, en fin, me canso de enumerarlos.
Pero hay algunas diferencias en nuestro caso porque la mayoría de los ariqueños no somos nacidos en la ciudad, crecimos en otros lugares, vinimos y acá nos quedamos, son pocos los ariqueños de nacimiento porque en los años sesenta acá vivían apenas unas 15.000 personas, somos, en una gran mayoría adoptados, no nos fuimos sino que llegamos y muchos de los que viven fuera lo hicieron pensando que era "por un tiempito" y que volverían acá a descansar sus huesos.
Mucha gente se ha ido por necesidad económica pero felices vivirían nuevamente en la ciudad, y la mayoría de los que nos quedamos tenemos el perfil ariqueño; flojos y amantes de la buena vida, que despreciamos la oportunidad de ganar más plata con tal de vivir en un lugar agradable.
Hay una razón muy antigua en todo esto. Arica es una de los lugares más antiguos de América en estar continuamente habitados, podemos ir hacia atrás por más de diez mil años -mucho antes de la mayoría de las grandes civilizaciones- y siempre han existido poblaciones alrededor del Morro. Otra característica histórica es que acá nunca florecieron grandes civilizaciones, Arica jamás fue metrópoli como el Cusco o Yucatán, sencillamente porque la vida era tán fácil que no se necesitaba desarrollar complicados sistemas de agricultura, construir sólidos edificios ni nada de eso.
Han pasado cien siglos y algunas cosas siguen igual, en el fondo seguimos siendo la ciudad donde la vida es fácil, donde nunca hace mucho frío - si quisieramos podríamos vivir en una carpa todo el año- la ciudad que nunca será una gran metrópoli. Esa es nuestra vocación, somos un lugar chico donde se vive bien así fue siempre y así será.
El problema del ariqueñismo es que ha sido usado como bandera por mucha gente farsante para abrirse camino hacia el poder político; basta que canten el himno de Arica, mencionen al morro imponente y digan algunas frases rituales para controlar a la gente. vivimos bajo la lógica de una ciudad ocupada por la clase política porque somos crédulos, sentimentales e irracionales en nuestro ariqueñismo. por eso tuvimos décadas de contaminación metálica, y tenemos hoy la peor agua potable del país (herencia de la emprersa estatal ESSAT por si alguien no lo recuerda). En los ochentas fuimos regados con pesticidas desde aviones durante meses y en los noventas tuvimos que soportar la fetidez de las pesqueras. Ahora pasa lo mismo con la fábrica de pollos Ariztía que extiende su peste por la ciudad sin que nadie se atreva o se interese en controlarlos.
No hay día que no veamos un negociado o componenda a beneficio personal de alguno de nuestros servidores públicos.
Hay amores que matan y en cierto sentido el ariqueñismo ha sido uno de esos amores perversos. Es un lindo sentimiento pero a través de su manipulación le ha abierto las puertas del poder político a una gran cantidad de gente de lo más deshonesta.
Por eso hay que reforzar los canales no oficiales, hay mucha gente talentosa trabajando por su cuenta y de manera desinteresada por la ciudad, eso es lo que hay que potenciar porque ahi es donde está la expresión pura del ariqueñismo, no nos olvidemos del legado de Juan Guillén Canales, el único que conozco que no aprovechó de llenarse los bolsillos en su paso por la política, ese es el ariqueñismo que debemos rescatar y mantener en el tiempo

